No leí nada durante el embarazo. Nada relacionado con la maternidad.
No me suscribí a esos foros endemoniados que te dicen semana a semana si al bebé ya le crecieron las orejas, o los pelos o los riñones.
No le hice ninguna pregunta interesante al obstetra. El decía ¿algo más? y yo más que preguntar, afirmaba: vida normal es vida normal, todas las boludeces que me dicen las ignoro? Ahora sé: yo era la pelotuda.
No quería que mis amigas me cuenten de sus experiencias al parir porque cada una vive su propia aventura y todo es muy subjetivo. En verdad tenía miedo. Miedo a que me de más miedo.
No googlee absolutamente nada. Si tenía alguna duda la llamaba a mi amiga Marcela que es médica o me iba a la guardia.
No se me pasó jamás por la cabeza tener al crío en mi casa. Soy demasiado obsesiva y negativa. Me tranquilizaba, me sigue tranquilizando, sentir el respaldo de una institución. Aunque ni la más puta idea de lo que pasa ahí adentro. Sigue leyendo