Hay un margen de cosas que nos pasan
que una misma las considera boludeces,
tan chiquitas,
tan estúpidas,
que no las podemos poner en palabras.
Es un roce contra cualquier superficie áspera que enciende el fósforo: ardemos. Algo que el otro te dice y no te gustó. El cansancio de que no se de cuenta de que se están terminando lo pañales. Una vuelta del trabajo fuera de hora. Una mirada que una la lee como reprobatoria. Eso que esperamos que haga sin pedírselo.
Con la fricción más insignificante se enciende la primera llama.
Arde nuestra cabeza hundida en la almohada.
Arde nuestra lengua bajo la ducha del baño.
Arden las manos de tanto sonarnos los nudillos.
Una termina sintiéndose como un puñado de cenizas y se esconde por ahí para que no la agarre el viento. Y llora. Una siempre llora. Hasta que se levanta, se rasca los machucones del fuego como cuando pasa el filo del cuchillo por las tostadas que quedan demasiado negras. Rascar es un ejercicio peligroso. Porque a veces debajo de esa coraza de mujer y madre topoderosa están las membranas más miserables de una. Rascar ahí saca los pelechos de los reclamos, de lo que le exigimos al otro, de las altas expectativas que tenemos respecto al rol paterno, de los miedos que nos tragamos, las broncas que nos comemos, los fantasmas que sepultamos, los ruidos de una ciudad que extrañamos. Rascar ahí termina mostrando las cosas como son. Y mientras esperamos que las brasas se apaguen, una se sienta sobre sus razones, sus argumentos, porque es cómodo, porque necesita retenerlos, casi empollarlos.
Pero también sabe que se equivoca.
Que exagera.
Que el otro tiene razón en mucho de lo que dice en su defensa,
o que al menos tiene sus razones.
Que si llega a eso: a la instancia de defensa, es porque una acusa.
Dejás de ser la víctima para ser la victimaria. Así me siento hoy, como mi peor enemiga. Mi única enemiga. Y llega la niñera a casa y me ve la cara y me pregunta si estoy bien. Le digo que sí. Una siempre dice que está bien. Y apenas suelto: sólo un mal día. Quién no tiene un mal día.
cuando una recupera la calma sabe que no hay víctima y victimario/a sino dos personas tratando de sobrevivir al cansancio de los trabajos (laboral y materno/paterno). Te abrazo amiga!!!
pd: me encantó la parte de rasgar las tostadas para sacarles lo quemado… Ves que sos escritora!?
🙂 a mí también me encantó la metáfora de las tostadas. lo mejor del post!
Un abrazo virtual para que sientas ( aunque lejos en Km ) que estamos cerca gracias a la red!!! Comparto y se lo que es un mal día y se también que hay días mejores…Van a llegar y este será un recuerdo, un post,un puente… va un AVANTI vos podes!!!!! Beso 🙂
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AVANTI!, gracias por el cariño.
Te quiero. te abrazo….
Juana tambien.
vicente y yo los queremos más.
Dicen que la perfección no existe… bueno, acá está la excepción a la regla: ES PERFECTO ESTO QUE ESCRIBISTE!!! Perfecto!!!!
te quiero.
Un mal día mío es tal cual el tuyo… no podrías haberlo escrito y descripto mejor.
Un abrazo che.
pao, espero ya haya salido por el sol por ahí 🙂
Cuántos días así hemos vivido, y viviremos! Me siento reflejada amiga… en muchos momentos de mi vida. Abrazo fuerte! y arriba! este finde nos vemos!!!!!
solita, lo mejor de todo es el final de tu comment: NOS VEMOS EL FINDE!
Yo también te abrazo desde lejos. Quien no tiene un mal día. Suspiros, un libro y un rico café con leche. Te adoro.-
también te adoro amiga. tantísimo.
Te queremos tanto tanto!
❤
Adoro como escribís, hasta para relatar un mal día… te mando un abrazo fuerte fuerte y te digo que por más que te sientas desesperanzada, todo tiene remedio, para todo hay solución no estás sola, nunca! te quiero!
gracias mi cielo, el piropo más lindo.
Acá te dejo todo mi amor…y vaya si te entiendo. Porqué será que siempre nos parece que la otra está contando nuestra propia historia?? La maternidad nos amontona. Besotes!
y qué linda apretujada.
Bienvenidos sean los malos días si nos obligan a conectarnos con la certeza de que también podemos reclamar, exigir y hasta acusar. Bienvenidos los malos días si son seguidos de uno mejor. Bienvenidos los malos días si podemos darnos cuenta a tiempo y corregir (cuando es necesario). Bienvenidos los malos días si podemos seguir reclamando lo justo cuando no es necesario corregir.
Bienvenidos los malos días si nos obligan a llorar para expulsar nuestros demonios (ocultos y visibles). Bienvenidos los malos días si nos ayudan a entender que no podemos con todo. Que hay que parar, rebobinar, y bajar un cambio para volver a avanzar.
Y bienvenidos los malos días si nos ayudan a darnos cuenta de cuánta gente (cerca o lejos) piensan en nosotras y nos quieren bien.
Todo mi amor (no virtual, real).
Te abrazo tan fuerte que se te rompe una costilla.
Besote.
todas tenemos malos días, frustraciones, expectativas que la realidad te pone en caja. ¡No estás sola! lo importante, lo clave, es tener algún minuto libre para darte una ducha reparadora sin interrupciones, para ver cómo el agua se lleva las lágrimas y mala onda por el escurridero y vos salís fresca como una lechuga. Te quiero!
tenés razón mi lu, pero qué dolorosos son esos malos días, como pesa la resaca de la tristeza el que sigue. aunque confieso que también sanan y repara este derroche de cariño real.
Yo también tengo un mal día y me lo pintaste tal cual! Genial la analogía de las tostadas… brillante! abrazo virtual y recordá que toda madre solo retrocede para tomar impulso! besoo
mejoró tu día maga? abrazo enorme.
Tal cual! Es un calco de mi propio día! Te encontré hace poco y me devoré tu blog! Espectacular como describis la vida diaria de una madre! Te sigo leyendo saludos!
elyyy, qué lindo encontrarte, que me encuentres! te mando un puñado de besos.
A veces cuando una esta mal, y se siente sola y lejos de todos el mundo virtual ayuda y acompaña. Otras veces hace sentir más fuerte la soledad y profundiza distancias. Pero en tan bueno tener días malos que nos mete pa’ dentro y hace salir todo pa’ fuera. No te guardes, que no haya que rascar la superficie para que aparezca lo que duele, exponelo, y deja que sane, que cicatrice, y que de a poco se vaya formando una nueva piel. Porque hasta las noches más oscuras, se terminan.
car, creo el shock de la mudanza me está pegando ahora. y sí, la noche pasó, el sábado estuve super descompuesta y el domingo fue feliz en parque luro 🙂
Como dijo Lü, bienvenidos los días malos si sirven para sacar cosas que normalmente están ocultas. Me alegro de que este post te haya servido de catársis. Luca y yo te abrazamos fuerte. Y no me canso de decirlo: qué bien que escribís, lpm!
te quierooo, me malenseñás con ese piropo a la escritura. LOVE.
Uy, cómo te entiendo! Pero creo que los malos días son necesarios para sacar lo que tenemos guardado porque una vez afuera, es más fácil poner distancia y ver las cosas desde otra perspectiva… por más que una después se dé cuenta de que exagera, exige, reclama… después de eso, todo termina siempre en una negociación.
Te abrazo
coincido amiga: lo bueno es que al final se baja un cambio, se cede, se consensúa, se negocia y se sigue vivito y coleando. otro abrazo enorme.
espero que ese mal dia haya quedado atras! te queremos mucho!!!!! y te acompañamos desde esta lado del charco, siempre. Beso
siempre estás ahí, con nunú. el charco no evita sentirlas tan cerca.
Hace algunas semanas arme un blog y te descubrí a vos y a otras mamás. Leí un montón de cosas, pero esta es de una exquisitez única.
Un abrazo,
c
YA te voy a leer. gracias por el halago al post.
Hola me encanta este blog!!
Creo que te puede interesar el nuestro!
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Muchísimas gracias!
Centro OPI
Te juro que leer esto me hace doler el alma pero no porque vos me provoques eso sino porque a mí también me pasa… me siento la victimaria a full y muchas veces me cuesta reconocer que el otro tiene razón en que exagero o que no estoy viendo la mitad del vaso lleno… te acompaño en todo, de pe a pa, somos dos victimarias… pero tenemos que ponernos las pilas y ver las cosas en perspectiva… ellos son, en la balanza, unos compañerazos… cuidemoslos!!!! pero no por el hecho mismo de que se queden a nuestro lado, hablemos con ellos bien, exponiendo nuestras sensaciones y sentimientos, para que ellos nos vuelvan a elegir todos los días y nosotros a ellos…
“para que ellos nos vuelvan a elegir todos los días y nosotros a ellos…” AMÉN